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Alertan de la incautación de 130 teléfonos móviles en la prisión leonesa de Villahierro en los últimos cinco años
El sindicato Acaip solicita "una inversión decidida" en seguridad ante la introducción de terminales en la cárcel "también mediante drones"
Cualquiera que conozca el fuincionamiento de una prisión sabe que uno de los objetos de deseo de los reclusos es conseguir tener un teléfono móvil, al igual que entre los reos se producen 'intercambios' y ventas para hacerse con tarjetas prepago para hacer llamadas al exterior.
La Agrupación de Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip) denunció este martes que en los últimos 5 años se han decomisado 130 teléfonos móviles en el centro penitenciario de Mansilla de las Mulas (León), Villahierro, 37 de los cuales fueron requisados durante el pasado año.
El sindicato explica que con los teléfonos móviles se ha generado "un mercado negro con graves consecuencias para el orden interno".
Según aseguran, en los centros dependientes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias el número ascendió a 12.882, mientras que solamente durante el pasado año se decomisaron 2.884 dispositivos, de los cuales 37 fueron requisados en la prisión leonesa.
"Muchos de estos dispositivos son utilizados por internos especialmente peligrosos, como condenados por delitos de terrorismo, violencia de género o pertenecientes a bandas organizadas, cuyas comunicaciones están restringidas por motivos legales o de seguridad", aseguran desde Acaip.
"El acceso a los teléfonos no sólo les permite continuar con su actividad delictiva, sino que también genera conflictos internos, deudas entre presos y episodios de violencia relacionados con su control y tenencia".
Los funcionarios de prisiones lamentan que tienen que hacer frente a ello "con medios claramente insuficientes y manifiestamente mejorables, a pesar de que los terminales, cada vez más pequeños y fabricados con componentes plásticos, escapan fácilmente a los detectores de metales y pueden esconderse en los lugares más insospechados".
Esto obliga a llevar a cabo requisas exhaustivas que requieren formación especializada y suficiente personal, "algo que hoy en día no se garantiza en el Centro Penitenciario de León debido a la alarmante falta de personal".
Desde Acaip alertan además del surgimiento de "nuevos métodos de introducción de móviles que suponen una grave amenaza para la seguridad, como son los drones, cuya capacidad para sobrevolar instalaciones y depositar objetos con precisión los convierte en vectores de riesgo casi indetectables y capaces de burlar las defensas actuales de los centros".
Frente a ello, consideran urgente "una inversión decidida en tecnología moderna de seguridad".
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