25 años de la primera exhumación científica de una fosa común en España

El hito en Priaranza del Bierzo, con la identificación genética de un desaparecido en la guerra civil, sentó las bases para la recuperación de la memoria histórica

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25 años de la primera exhumación científica de una fosa común en España
Exhumación de la fosa común en Priaranza del Bierzo. Emilio Silva
El autor esPatricia  Izquierdo Pérez
Patricia Izquierdo Pérez
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El 21 de octubre del año 2000, la aparición de una bota de uno de los trece republicanos asesinados a manos de falangistas en octubre de 1936, en el municipio leonés de Priaranza del Bierzo, marcó el inicio uno de los grandes avances democráticos nacionales de inicios del siglo XXI, la recuperación de la memoria histórica.

El hallazgo daba comienzo oficialmente a la primera exhumación científica de una fosa común en España, en la que, el arqueólogo Julio Vidal y la antropóloga forense María Encina Prada dirigieron unos trabajos orientados a devolver la identidad a los trece desaparecidos en la localidad. La iniciativa fue impulsada por Emilio Silva, nieto de uno de los hombres exhumados, con el que comparte nombre y apellido, y que sería el primer desaparecido republicano identificado genéticamente.

Cinco de los hijos del fallecido estuvieron presentes en el inicio de la exhumación. "Fue un día muy emocionante", recuerda a EFE Silva.

El sociólogo y periodista navarro se documentaba para una novela que requería reconstruir su historia familiar, y fue entonces, cuando un amigo de su abuelo le puso sobre la pista de la posible ubicación de la fosa común donde podrían encontrarse sus restos mortales.

A falta de leyes de Memoria Histórica o Democrática, que no llegaron hasta pasados siete años, y sin ningún tipo de regulación sobre las exhumaciones de víctimas de la guerra civil y el franquismo, Silva buscó voluntarios a través de un artículo en un periódico local. El arqueólogo Julio Vidal, por entonces funcionario en la Junta, y su mujer, la antropóloga Encina Prada, se ofrecieron a ayudar en los trabajos de excavación de forma altruista. Junto con otros voluntarios y amigos, y disponiendo únicamente de medios propios, el equipo dio con la fosa común al tercer fin de semana de búsqueda.

Sin embargo, hicieron falta tres años más para lograr identificar genéticamente al abuelo de Emilio Silva ya que, asegura, encontró muchas trabas hasta que un profesional accediera a realizar las pruebas.

Aquel hito, llevó a Silva a crear la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), presidida por él, que intenta ayudar a personas que, como él, buscan recuperar los restos de familiares asesinados en la guerra civil y en la dictadura de Franco, y a localizar a los desaparecidos. En este cuarto de siglo de historia, la ARMH ha localizado a 1.400 víctimas y ha exhumado más de 150 fosas, una forma de reivindicar justicia a título póstumo, que lucha contra el olvido, promueve la reparación, y que, aunque avalada por el Estado, no está exenta de debate social.    

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