Un avión diario

Nueva entrega de 'Los lunes al sol', escrita por el colaborador de TRIBUNA Guillermo Delgado

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Un avión diario
Un avión de pasajeros en pleno vuelo. (Foto: Ical)
El autor esGuillermo Delgado
Guillermo Delgado
Lectura estimada: 2 min.

Cada veinticuatro horas se estrella un vuelo con trescientos cincuenta pasajeros en los Estados Unidos. Todos mueren. Trayectos sin piloto ni azafatas. Alrededor de cien mil personas han muerto en el país de Trump y antes de Biden el pasado año.

Ni puertas de emergencias señalizadas, no hay chalecos salvavidas, ni mascarillas que cuelguen de ningún techo.
Los pasajeros compran billetes que venden malnacidos y miserables en taquillas en las que no es necesario presentar tarjeta de embarque ni pasaporte.

Suben las escalerillas a duras penas, no hay posibilidad de elegir ventanilla o pasillo. Todos desean perderse en las nubes, tocar el cielo, olvidar el dolor y la angustia por un momento para luego desaparecer entre las tinieblas.
El viaje es corto y placentero en el trayecto de subida, pero la bajada es mortal, ya que la pista de aterrizaje no tiene marcas, y las ruedas de freno siempre están desactivadas, nunca funcionan. Los vuelos no tienen mantenimiento ni pasan ninguna revisión.

Mueren todos, dejando dolor, angustia, pena, incomprensión. Los familiares lloran su muerte.
Cuando aparecen los cadáveres en el mar, en el desierto o en calles abandonas se les encuentran desfigurados, difíciles de reconocer.

Las autoridades americanas antes a la cabeza del abuelito Biden y ahora del payaso Trump reconocen que la sanidad no está preparada para atender a esos pasajeros. Nadie les obliga a realizar ese viaje, ellos han elegido el destino, son los únicos culpables de intentar conocer, explorar y descubrir nuevos horizontes donde la muerte es el único habitante de esa isla mágica.

Ya no hace falta tener miles de hectáreas de marihuana, ni camellos, mulas o lanchas por mares tripuladas por mercenarios de buzos empapados. La compañía FENTANILO Air Lines en aeropuertos clandestinos ofrece billetes al fin del mundo como Elon Musk viaja a Marte con millonarios que lo tienen todo.
La droga que manipulan los dueños de la compañía aérea es un opioide sintético similar a la morfina, pero cien veces más fuerte.

Los más pobres, vagabundos, perdidos, arrinconados, aislados y despreciados se acercan a las taquillas, después de arruinar a los suyos, o robar, para pedir un billete. Solo existen trayectos de ida. No se puede comprar ida y vuelta. No hay ofertas ni overbooking permitido. Se sube al avión y el capitán no anuncia el tiempo que hará a la llegada ni la duración del viaje.

A bordo no hay catering, ni un refrigerio, ni un mísero café. En los Estados Unidos de América el año pasado cada día murieron trescientas cincuenta personas diarias por el consumo de la droga que viene. El vuelo diario que se estrella no sale en ningún medio, no hay que alarmar a la población. Total, solo han sido cien mil en un año.

En Europa han empezado a buscar pasajeros para completar UN AVIÓN DIARIO.

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