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La mejor carne de buey del mundo a ritmo brasileño en las XX Jornadas Gastronómicas de El Capricho de León

La experiencia de fusión entre la bodega de José Gordón y Alberto Landgraf como chef invitado, hasta el 12 de marzo en el templo cárnico de Jiménez de Jamuz

La mejor carne de buey del mundo a ritmo brasileño en las XX Jornadas Gastronómicas de El Capricho de León
Carne de buey de raza barrosa, plato fuerte de las XX Jornadas Gastronómicas de El Capricho. | SM
Susana Martín
Susana Martín
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Ya no hace falta que venga la prensa americana o japonesa a contarnos que la mejor carne de buey del mundo está en El Capricho, en León. Se sabe. Quienes hayan tenido la suerte de vivir la experiencia de disfrutar de un homenaje en la bodega de José Gordón en Jiménez de Jamuz saben de sobra que la fiesta aquí está asegurada y que el olor y el sabor de esa carne -que es pura mantequilla- quedará para siempre grapado a sus paladares. 

El Capricho, que siempre es una fiesta, acoge hasta el próximo 12 de marzo las XX Jornadas Gastronómicas de Exaltación de las Carnes de Buey. En esta edición, ya la vigésima, el país invitado es Brasil, con el chef Alberto Landgraf como coautor de un menú fusión en que todos y cada uno de los platos llevan un ingrediente, la exquisita carne de buey de esta casa.

La ocasión merecía una fiesta por todo lo alto, que veinte años son veinte años, así que la lista de invitados a tan privilegiada presentación de las jornadas incluía este lunes a numerosas autoridades locales y regionales, y también empresarios, periodistas y buenos amigos de Gordón. No cualquier restaurante logra que acudan a su convocatoria el presidente de las Cortes, dos consejeros, varios alcaldes, el presidente de la Cámara de Comercio de León, autoridades varias y periodistas gastronómicos de todo el país. Pero El Capricho es el Capricho, y quién podría resistirse a tamaño festival...

José Gordón y Diego Zárate, a los mandos de los fogones del restaurante El Capricho, han contado en esta edición tan especial con la colaboración de su colega brasileño Alberto Landgraf, chef del restaurante Oteque de Río de Janeiro, con dos estrellas Michelin. "Hoy es un día de fiesta, de encuentro y de gratitud, 20 años nutriéndonos de experiencias, de la gastronomía de otras culturas, compartiendo momentos con los mejores chefs de otros países, para seguir manteniendo nuestro proyecto en lo más alto de la gastronomía mundial", dijo Gordón durante su intervención. Junto a él, su padre, don Pedro.

Con la carne de buey de El Capricho como materia prima principal, el menú que puede degustarse durante un mes arranca con un cóctel de bienvenida y un sagú de mencía y escarcha de graviola. Después, tartar de picaña con aliño carioca sobre crujiente de yuka, coxinha de jarrete de buey con mahonesa de mango, pan de queijo relleno de morcilla de buey con banana frita y salsa de guayaba, ravioli de espinacas de llana con salsa de maíz y coco, mollejas a la brasa con chimichurri de palmito y pequi, moqueca de pata y langostinos, costilla guisada con mandioquiña frita y praliné de cacahuetes, picaña a la brasa, salsa de açai, vinagreta de alubias y farofa de yuka con huevo y banana (por Landgraf) y una deliciosa degustación de chuleta de buey de la casa, en esta ocasión un ejemplar de raza barrosa de Portugal. 

En los postres, una propuesta del chef brasileño, sorbete de coco, leche de anacardos y gelatina de maracuyá; y otra del chef Zárate: bizcocho húmedo de maíz con banana a la brasa y dulce de leche.

Para brindar, uno de los vinos de la bodega de Gordón, El Chano. Y es que el grupo El Capricho está compuesto, más allá del restaurante (que pronto acometerá una reestructuración importante), por una explotación ganadera en régimen extensivo, una industria cárnica y un pequeño hotel rural. Su impulsor, José Gordón, ha querido además cerrar el círculo de sus orígenes con la puesta en marcha de bodegas Gordón, ya con un par de tintos del Valle del Jamuz.

La bodega El Capricho, que ha cosechado reconocimientos por medio mundo, cuenta ya con un sol de la guía gastronómica Repsol. Y lo que venga...